Ayer estaba contenta, quizás demasiado contenta diría yo. Y todo porque el lunes salí con un chico y después de varias conversaciones y varias cervezas terminamos besándonos.
Lo que ocurre es que hacía tiempo que nadie me besaba tan dulcemente, fueron sólo millones de besos fundidos en abrazos casi pueriles pero la sensación fue indescriptible.
Eso me duró más de veinticuatro horas. Durante todo ese tiempo pude fantasear, inquietarme, soñar, cuestionarme si aquello había sido correcto o no, etc.
pero sobre todo, la sensación de dulzura fue tan intensa que daría lo que fuera porque volviéramos a besarnos.
Hoy sobre las 15:30 sonó mi teléfono, no fui capaz de cogerlo, presentía que algo iba a pasar, y yo no quería que la magia se rompiera, esto no es una hecatombe pero una fuerte tristeza y una sensación de pequeñez se ha apoderado de mi desde que me dijo:
que habían sido solo eso, algunos besos robados en medio de una noche cualquiera.
Gaya 08/09/10